domingo, 12 de septiembre de 2010

Periodista Yaracuyana denuncia haber sido despedida por retaliación política


Prensa Un Mundo sin Mordaza.

“El periodismo hoy día se ve atacado descaradamente por la mordaza que nos quieren imponer y yo soy prueba de ello”, así lo manifestó Rosa Virginia Garrido, periodista que laboraba en el Consejo Legislativo del Estado Yaracuy (CLEY), denunciando públicamente haber sido despedida de manera ilegal por una retaliación política.

“Este mecanismo sin duda es un  acto cobarde y violatorio de los principios de estabilidad laboral y el de no discriminación consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.

Expresó que en el tiempo de ejercicio de su labor, no recibió muestra de inconformidad alguna por parte de su jefa directa.  Considera que la razón  de su destitución se fundamenta en una serie de opiniones emitidas en defensa de la libertad de expresión y el derecho a la información en nuestro país.

“Primero fui coaccionada a renunciar por parte de la Secretaria de Comunicación e Información de la Gobernación del Estado Yaracuy Nibean Corona, quien me manifestó en una reunión que quién más que yo había gozado de libertad de expresión, que entendiera que no podía trabajar para el gobierno y a la vez hacer ese tipo de declaraciones en contra de su accionar; y después de mi más reciente pronunciamiento sobre el caso de la polémica fotografía publicada por los Diarios El Nacional y Tal Cual fui obligada con un lenguaje soez por parte de la Jefa de Recursos Humanos del CLEY Jackelin Yecerra a firmar la  presunta culminación de contrato”.

Garrido dejó claro que el pronunciamiento estuvo referido netamente a su ejercicio profesional y al fuero gremial del cual está investida, ya que no guarda responsabilidad alguna con ideologías políticas que pudieran hacer pensar lo contrario.

La representante del gremio a nivel nacional exigió a la directiva seccional una condena contra este atropello, y alertó a los demás colegas de que esta es la forma como se pretende silenciar a quienes por ética están comprometidos a comunicar los hechos que acontecen en la vida cotidiana del venezolano.