Editor del Diario DIAaDIA-Panamá
Que tal mis amigos “culichis” y mexicanos entusiastas. Me es grato recordar mi visita a Culiacán y compartir una preocupación que une a México y Panamá y el resto del mundo. Desde la tierra del Canal les puedo informar que se puede considerar que los acuerdos de protección a los medios están en la cuerda floja. Y digo eso, pues al cierre del 2010 se filtró la información de que Editora Panamá América (EPASA), empresa para la cual laboro y donde funjo como editor, fue vendida, una empresa de vieja trayectoria en el periodismo nacional, con más de 500 profesionales de la comunicación, y que incluso fue recuperado por sus dueños originales después de la invasión a Panamá en 1989, luego del régimen de la dictadura.
La información fue confirmada por los dueños antes de año nuevo, por lo que ese sabor a incertidumbre laboral todavía está en el ambiente y ha cobrado la destitución de periodistas y editores, y no se descarta que al cierre de este mes otros colegas queden cesantes. Las razones de las ventas de la citada empresa apuntan a inestabilidad económica, pero detrás de ese paraguas de alegatos se estima que hubo presiones políticas, de altas autoridades, luego de algunas auditorías realizadas.
No conforme con semejante golpe, en la primera semana del año salió a la palestra pública el Anteproyecto de Ley 105, conocido como "ley mordaza", el cual buscaba castigar la ofensa y el vilipendio con cárcel. Las reacciones no se hicieron esperar y se logró que este proyecto fuera retirado en la Asamblea Nacional como iniciativa legislativa, luego de que todos los gremios de periodistas del país sustentaran que esta propuesta denotaba una gran ignorancia y un abuso de los que detentan el poder, pues esta iniciativa buscaba perseguir a ciudadanos, medios de comunicación y periodistas con la excusa de detener los insultos que han sido despenalizados y están claramente establecidos en la legislación de calumnia e injuria vigente en nuestro país.
Pasado los primeros quince días de este mes, se conoció de la renuncia del presidente de los diarios El Siglo y La Estrella de Panamá. Las razones de esta acción tuvieron mucho impacto, ya que Ibrahin Asvat sustentó todo esto se debió a presiones del presidente de la República, Ricardo Martinelli, por lo que se dedicaría a sus negocios personales.
“Han sido nueve largos años de experiencia y retos. Nunca fui objeto de tantas presiones para ejercer la libertad de expresión como en este gobierno de Ricardo Martinelli. Su cambio es una gran farsa”, denunció. Asvat publicaba diariamente la columna “Bitácora del Presidente”, la cual era publicada en El Siglo, espacio donde se publicaba duras críticas a la administración Martinelli. La gota que derramó el vaso fue el silencio que mantenía el mandatario tras la muerte de cinco jóvenes en el Centro de Cumplimiento de Menores, donde se registró un incendio dentro del penal, donde siete jóvenes quedaron atrapados, y mientras clamaban auxilio ante las unidades policiales que los miraban, estos recibieron fue frases desprecio y que pagaran por sus actos. Quince días después Martinelli ofreció un pronunciamiento, pero para los familiares, esto fue considerado como una burla.
Los grupos periodísticos han venido denunciando un clima de presión tanto a los medios como a los periodistas y de esto tienen conocimiento el sistema interamericano de defensa de los derechos humanos. Este es el panorama que tenemos en Panamá durante el primer mes del 2011, colectivos como el Colegio Nacional de Periodistas, el Sindicato de Periodistas y el Consejo –Nacional de Periodistas, entre otros gremios, se mantienen en alerta, pues no permitirán más atentados contra la libertad de expresión.
Desde Panamá, muchas gracias y siempre a la orden.
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